Esto es absolutamente inesperado.
Un músico amigo de mi familia, ya muy mayor, falleció hace unas semanas. De su colección de instrumentos ya había decidido que me legaría uno de ellos, porque sabía que me encantan. Sin yo saber nada de todo esto, en la comida familiar de Año Nuevo me hicieron entrega de un misterioso estuche y me contaron la historia.
Soy el asombrado (aunque agradecido) poseedor de un saxofón soprano.
Y ahora tengo el deber ineludible de aprender a tocarlo.
Igual no es de la mejor marca ni el mejor modelo, pero tampoco es que yo sea pata negra ni de sangre azul. Lo importante son las horas de diversión y melodías.
Por supuesto que intenté tocarlo antes incluso de aprender cómo se monta. Y en un alarde de virtuosismo conseguí sonar como cuando los buques mercantes entran en la ría los días de niebla.
Investigué un poquito más y me encontré con el canal de Manu Brazo. Concretamente un vídeo donde explicaba de manera sencilla como montar el instrumento.
Y a partir de ése, me atreví yo.
A ver a dónde nos lleva esta nueva aventura.
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